Con una actitud prepotente y amedrentado a jefes de área y personal del Congreso, los diputados de morena hacen uso del poder para exigir se cumplan sus caprichos.
Desde que perdieron la junta de Coordinación Política en el Congreso, sacaron su verdadero rostro y aquello que era besos y abrazos a su arribo en octubre pasado, se ha convertido en una tortura para los titulares de áreas como servicios parlamentarios, comunicación social, secretaría general, informática y muchos más, que temen ante los gritos, insultos y actitud amenazante de estos incitadores de la violencia.
En esta misma semana, lo mismo hicieron en el salón del pleno como en pasillos y oficinas, donde con gritos, empujones de puertas y groserías irrumpen para dejar ante los ojos de los servidores públicos, que esa será su constante para quien no acate sus ordenes.
La bancada guinda o mejor conocida como la bancada del odio, busca generar desorden e intranquilidad en el poder legislativo, pretenden “en manada» intimidad a los trabajadores y acosarlos para que hagan su voluntad, pese a que no tienen la razón.
Los actos vandálicos y promover el terror y desorden, es atentar contra la soberanía de un poder que representa la voluntad del pueblo, deja en evidencia el odio de los morenos hacia la gente que solo se dedica a servir y trabajar para llevar el sustento a sus familias.
Los medios de comunicación han mostrado las imágenes de estos arranques de ira y terror de los integrantes de morena, será el pueblo quien los juzgue ante una bancada de odio contra la que conserva la calma y no cae en sus provocaciones.